Durante el siglo XVIII, las prácticas intervencionistas propias del Absolutismo comenzaban a ser contradictorias con los intereses de la burguesía, que había cobrado importancia en el terreno económico pero carecía de derechos políticos, pues la sociedad seguía jerarquizada en estamentos. Los méritos individuales carecían de valor. Si bien el tener poder económico garantizaba un cierto nivel de vida, el prestigio social asociado con la condición de “noble” era algo que sólo podía heredarse, comprarse a un alto precio o adquirirse mediante una alianza matrimonial.
Por otra parte, el siglo XVIII fue la culminación de un largo proceso de cambios hacia la secularización del pensamiento. Esto es, hacia una separación entre los ámbitos religioso y científico. Es por ello que a esta época se le conoce como el Siglo de las Luces o de la Ilustración.
La Ilustración puede definirse como una actitud nueva hacia el conocimiento del mundo natural y social en la cual la razón desplaza a la revelación o inspiración divina. En lo político, se cuestionaría la noción de monarquía por derecho divino, lo cual fue un punto de partida para separar las esferas de Iglesia y del Estado, y también para debilitar la autoridad del monarca.
La Ilustración representa la plena manifestación de la mentalidad moderna, que tuvo un primer impulso en el Renacimiento. Esta etapa también es conocida como el “Siglo de las Luces”. Se le llamó así pues se consideraba que la razón disiparía las tinieblas de la ignorancia y llevaría hacia el progreso científico. Los Ilustrados tenían plena confianza en la razón como la facultad mediante la cual el ser humano puede conocer, comprender y dominar el mundo que le rodea. Los filósofos y escritores ilustrados hicieron énfasis en la capacidad de la educación para producir un cambio social positivo, e hicieron de la razón un arma de lucha contra el absolutismo.
Como corriente filosófica, la Ilustración considera al ser humano como el centro de su reflexión, lo cual se conoce como antropocentrismo.
La actitud propia de la Ilustración también se caracteriza por una confianza absoluta en el ser humano y sus capacidades transformadoras, las cuales sólo pueden manifestarse a través de la razón. La educación permite no sólo actuar conforme a la razón, sino poseer destrezas útiles para el dominio de la naturaleza, para el bienestar y la riqueza material. Esta manera de concebir la educación nos indica otro rasgo de la Ilustración: una actitud optimista ante la vida, basada en la idea de progreso. Se pensaba que el camino del conocimiento humano iniciado desde el Renacimiento no podía llevar a un retroceso. El acontecer necesariamente habría de traer cambios positivos.
La Enciclopedia es un emblema de la Ilustración. Accede a este recurso para comprender más a fondo sobre el tema.
Algunos monarcas adoptaron ciertas propuestas de los filósofos ilustrados, aunque sin renunciar al absolutismo. Por esto se les llamó Déspotas Ilustrados. El despotismo ilustrado sigue un principio básico: aumentar el bienestar del pueblo mediante la educación. Esto permitiría que las posibilidades económicas de los más pobres mejoraran, obteniendo un beneficio a largo plazo para el Estado.
La Ilustración dio lugar también al liberalismo; un conjunto de ideas que, según el historiador inglés Eric Hobsbawm, eran revolucionarias para la época. El liberalismo tiene varias facetas, y defiende las libertades en general (de ahí su nombre) en los ámbitos social, político y económico. Defiende la libertad de pensamiento, de expresión y de culto. En este curso nos interesan, básicamente, dos aspectos del liberalismo:
Liberalismo político: El oro y la plata eran necesarios para acuñar moneda, indispensable para la intensa actividad comercial que caracterizó a esta época. Comprenderás entonces la enorme importancia de la conquista y colonización de América, pues las colonias se convirtieron en proveedores de plata, principalmente. Los portugueses establecieron enclaves en Sudáfrica, donde consiguieron extraer oro pero también seres humanos que eran vendidos como esclavos. John Locke. Las ideas de Locke fueron complementadas posteriormente por otros pensadores, como Montesquieu, quien subrayaba la importancia de la división de poderes. No fueron esfuerzos aislados; formaron parte de las preocupaciones de su época. ¿Los seres humanos somos iguales? ¿Los privilegios de la nobleza improductiva deben mantenerse, como si fuesen personas especiales? ¿Tenía fundamento el Derecho divino que justificaba la monarquía? ¿Cómo podía lograrse más libertad, en un contexto en el cual el monarca se entrometía en todo? Eran preguntas que los filósofos trataban de responderse entre los siglos XVII y XVIII. Proteccionismo El liberalismo económico surge con la llamada Escuela Clásica Inglesa, cuyos principales representantes fueron Adam Smith, David Ricardo y Malthus. Algunos de los principios del Liberalismo económico son:Libertad económica: Comercio libre sin intromisión del Estado para cobrar aranceles o intervenir en las aduanas. La libertad económica se opone a la intervención estatal en la economía, al proteccionismo. El mercado (las actividades de compra y venta) se autorregula, de acuerdo con la Ley de oferta y la demanda. El Estado sólo debe limitarse a garantizar la seguridad y la justicia, siguiendo la lógica del laissez-faire, laissez passer. Este principio, ya antes defendido por los fisiócratas, implica que los seres humanos deben competir entre ellos libremente, sin la intromisión del Estado (libre competencia). Adam Smith enunció algunos rasgos comunes a todos los seres humanos: según él, todas las personas actuamos para satisfacer nuestro propio interés (nos guía la búsqueda de la propia felicidad), y tendemos a cambiar una cosa por otra (es decir, el comerciar forma parte de nuestra propia naturaleza). Si el Estado actuaba (intervenía) para frenar estos impulsos, estaría actuando en contra de la naturaleza humana. Por otro lado, si se permite que cada quien busque satisfacer su propio interés (dentro de normas muy generales que garanticen la vida y la propiedad) se lograría un equilibrio. Imagen de Sir Francis Drake, corsario . Inglaterra, Francia y Holanda no lograron un acceso privilegiado a la riqueza minera de América (a diferencia de España) pero consiguieron acumular metales gracias a la piratería. Los corsarios como Drake eran piratas que contaban con el permiso del rey. |
Como verás, el liberalismo económico se opone al mercantilismo y a todo tipo de intervencionismo estatal. Para esta corriente de pensamiento económico, el Estado debe limitarse a ser árbitro (dirimir controversias) y a garantizar la seguridad. En lo político, el liberalismo propone la división de poderes. Desde fines del siglo XVIII, estas ideas comenzaron a ganar adeptos principalmente entre la burguesía, que veía en ellas la justificación para limitar la autoridad del rey. A mediano y largo plazos, el liberalismo dio los argumentos necesarios para el triunfo de las revoluciones liberal burguesas, lo cual representó la extinción de la monarquía. Este fue un largo proceso, con avances y retrocesos como veremos más adelante. Por otra parte, aunque hemos tratado de hacer una síntesis muy breve y general, las ideas liberales también son resultado de procesos históricos de muy larga duración.
Actividad H5P
¡Es el momento de revisar lo aprendido! Te invitamos a realizar la siguiente actividad para poner a prueba tus conocimientos.