Una tesis que me interesa mantener aquí es que está perfectamente justificado el distinguir la moral personal de la moral social. Pero esta distinción ha de ser aclarada, puesto que las fronteras entre la moral personal y la moral social no son tan sólidas como una interpretación literal de esa distinción podría hacer ver.

Para esa aclaración me voy a valer del argumento de que, e incluyo aquí una nueva tesis, la moral es originaria y materialmente social, pero es fundamentalmente personal o autónoma. Que la moral es originariamente social quiere decir que la raíz de la que se nutren los contenidos de la moral es la sociedad y que, por tanto, el aprendizaje de los valores y normas morales es un ejemplo más del aprendizaje de los valores y normas socio-culturales. Además, la moral es social porque gran parte de sus valores y normas van dirigidas al comportamiento del hombre en sociedad, es decir, es doblemente social porque no sólo su origen sino un contenido amplísimo de valores y normas son sociales. Se puede añadir a lo anterior que la moral que va dirigida al comportamiento estrictamente personal es la moral privada, mientras que la moral dirigida al comportamiento del hombre con otros hombres es la moral pública, de la misma forma que es común distinguir entre el ámbito de la vida privada y el de la vida pública.

Sin embargo, a pesar de ser la moral social por su origen y por sus metas y contenidos, es, al mismo tiempo, fundamentalmente personal o autónoma. Ello quiere decir que el papel personal en la moral es imprescindible y que el lugar que ocupa la conciencia moral autónoma es irremplazable. Aunque la raíz de la moral sea social, no hay algo similar a una imposición de la moral, sino exámen, aceptación o rechazo personal de los valores y normas morales. Por tanto, el elemento personal juega un papel ineludible.

La conciencia moral de cada uno obra con total libertad y autonomía, tanto si decide observar la moral vigente en su sociedad como si decide poner en cuestión o desdeñar las normas y valores morales establecidos. El que acepta, observa, pone en cuestión o rechaza determinados modelos de conducta moral es el hombre en su más estricta individualidad y, como tal, no puede transferir la responsabilidad de su opción a nadie. La sociedad en la que vivimos conforma nuestra mentalidad, nuestra visión del mundo y nuestro comportamiento moral, pero la relación individuo-sociedad es una relación dinámica, en la que juegan muchos factores que imposibilitan la traducción mecánica de la moral social vigente al comportamiento individual.

Los valores morales previenen y fomentan actitudes que son consideradas buenas en una comunidad. Imagen de Aprilia Muktirina, Wikimedia Commons.

Las reglas y normas morales tienen como meta regular y prohibir conductas destructivas para la sociedad y por ello, se basan en definiciones absolutas sobre el bien y el mal. Imagen de Prettysleepy, Pixabay.

Actividad H5P

Responde correctamente el siguiente cuestionario: