Régimen virreinal del Estado independiente

En el siglo XVI, con la llegada de los hispanos y a partir del proceso conocido como la conquista de México, las prácticas políticas europeas del Antiguo Régimen se trasladaron al territorio americano. Una característica particular de la política del Antiguo Régimen tiene que ver con la existencia de un gobierno monárquico, en donde un rey, o reina, fungía como la cabeza de un gobierno sustentado en la tradición y el derecho divino. Así, tanto los pobladores originarios como los nuevos colonizadores (entre estos aquellos provenientes de Europa, África y Asia) quedaron sujetos a este sistema político en calidad de súbditos.

Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla.
Imagen de Sir Gawain, Wikimedia Commons

Desde la península ibérica el rey apoyado por el Consejo de Indias era el encargado de nombrar a los empleados para el gobierno. En la Nueva España la figura política de primer orden fue el virrey, quien junto con otras instituciones y funcionarios gubernamentales como la Real Audiencia, los gobernadores y los ayuntamientos, se encargó de organizar y administrar el territorio. 

Organización Política de la Nueva España. Mayra Santos Medina.

En términos territoriales, es necesario señalar que en la siguientes centurias se dio la expansión y la colonización  hacia la zona norte lo cual amplió el dominio hispano. Se fundaron así Nueva Galicia (1531),  Nueva Vizcaya (1562), Nuevo León (1582), Nuevo Santander (1746) y los territorios de Sinaloa y las Californias.

En términos políticos, el siglo XVIII trajo consigo algunos ajustes. Con la llegada al trono de los Borbones como nueva dinastía gobernante, se implementaron tanto en España como en el continente americano diversos cambios conocidos como las Reformas Borbónicas encaminadas a mejorar el manejo administrativo del reino y de esta manera consolidar el poder absoluto del rey. A la época de consolidación política de los monarcas – entre el siglo XVI y el siglo XVIII- se le conoce como el absolutismo europeo.

En el caso de la Nueva España las reformas se implementaron sobre todo a partir de la segunda mitad de la centuria durante el gobierno de Carlos III. 

Carlos III. Imagen de Cristo 1492, Wikimedia Commons.

Algunas de las medidas reformistas fueron:



Reorganización del territorio en el sistema de Intendencias. 
Consistió en modificar la estructura territorial, poniendo al frente un intendente con el objetivo de mejorar la administración. Para el nombramiento de nuevos funcionarios de gobierno se privilegió que éstos fueran originarios de la península, dejando de lado a los nacidos en el continente americano, aspecto que se extendió a otros cargos importantes, como la Real Audiencia. 
Liberación del comercio exterior.Con lo cual abrieron nuevos puertos marítimos con la intención de acabar con el contrabando y aumentar las entradas económicas concernientes a este rubro.
Creación de nuevos consulados de comerciantes (Puebla y Veracruz).Hasta entonces sólo había existido el Consulado de comerciantes de la ciudad de México
Reorganización del Tribunal de Cuentas y la Real Hacienda.Lo que implicó fortalecer la recaudación de impuestos.
Inauguración del Tribunal de Minería.Asimismo, se implementaron nuevas técnicas para la extracción de minerales.
Reforma del ejército.Para mejorar su eficacia como cuerpo de defensa del reino.
Creación de la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes de la Nueva España.Se buscaba establecer una escuela de grabado para mejorar la producción y acuñación de moneda. Además, se impartió en esta institución arquitectura, pintura y escultura.

El resultado de las medidas reformistas tuvo dos caras. Por un lado, permitió mejorar los recursos económicos del erario real tan necesario para el sostenimiento de las guerras que se estaban enfrentando en Europa, se mejoraron diferentes aspectos relacionados con la administración. El rey procuró que no existiera ningún otro poder por encima del suyo, una muestra de ello, por ejemplo, fue la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 de todos sus dominios ya que se acusó a esta orden religiosa de cometer acciones que eran contrarias a la Corona. 

Por otro lado, varias de las reformas provocaron descontento en varios sectores de la sociedad novohispana debido a que, desde su punto de vista, significaron varios golpes a sus intereses, como la ampliación en la recaudación de los impuestos, el nombramiento de funcionarios extranjeros, la limitación al acceso a los cargos públicos más importantes, etc.  

En este contexto, el naciente siglo XIX traería consigo otros cambios. Desde el punto de vista ideológico, el movimiento de la ilustración, que proclamaba  ideas relacionadas con la libertad y la igualdad, el nuevo panorama político que mostraba la independencia de las 13 colonias de Norte América lograda desde 1776, la ocupación de España de Napoleón Bonaparte en 1808 quien sustituyó al rey Fernando VIII por su hermano José Bonaparte junto con el descontento generado por las Reformas Borbónicas) dio paso a la guerra de independentista de 1810.

El conflicto se prolongó poco más de una década. Durante estos años, los independentista no sólo se ocuparon de las acciones bélicas sino también de dar a conocer sus postulados, a través de documentos como La abolición de la Esclavitud y Los Sentimientos de la Nación, en los que destacó la crear idea de la libertad y la igualdad. Finalmente, la Nueva España proclamó su separación de España en el año de 1821. 

Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.
Imagen de Jaontiveros, Wikimedia Commons

Actividad H5P

Instrucción para el alumno: ¡Responde con base en la siguiente actividad!