La ciudad bizantina. Bizancio tuvo sus orígenes como una ciudad griega, posteriormente tuvo contacto con el Imperio Romano. En 284 d. C. Diocleciano dividió el Imperio Romano en dos partes: la occidental y la oriental para una mejor administración; en 324 d. C. Constantino elige Bizancio como su centro administrativo en el este, lo cual fue motivado por el enorme potencial geográfico y comercial y quiso convertir a la ciudad en una Nea Roma Constantinopolis, la cual se conoció como Constantinopla y que en esos años tuvo un promedio de 30 000 habitantes.

Las características del urbanismo romano, muchas de ellas producto de la labor de Justiniano, que se reflejaron en Bizancio fueron: emplazamientos, orientación, creación de límites adecuados, defensas del territorio. También los Foros fueron un lugar muy importante, a tal grado que se construyeron siete; además se reformó el hipódromo, se construyó el Gran Palacio, Hagia Sofia, el Acueducto para el abastecimiento de agua el cual fue reforzado por una gran cisterna con un área de 900 m² y se fortificó con murallas. En todo ello es evidente el carácter ritual, multitudinario, ceremonial, de procesiones y espectáculos que predominaba, era evidente que fue una ciudad levantada para impresionar.

1572 mapa a vista de pájaro de Constantinopla de Georg Braun y Frans Hogenberg. 
Imagen de Balkanique
Mapa topográfico de Constantinopla durante el imperio Bizantino. 
Imagen de Cplakidas

Actividad H5P

Instrucción para el alumno: ¡Es el momento de revisar lo aprendido!