En esta lección vamos a revisar el tema de la necesidad como condición humana desde la filosofía epicureísta.

Epicuro, Ilustración de Giacomo Castrucci
Imagen de Luigi Chiesa, Wikimedia Commons

Epicuro nació en el año 341 a. C. en la isla de Samos y falleció en el año 270 a. C. en Atenas, Grecia. Su pensamiento filosófico se le conoce como epicureísmo, cuyos aspectos más destacables son su doctrina ética que se le conoce como hedonismo y su concepción materialista de la realidad y la naturaleza centrada en el atomismo. A partir de estos elementos generales la concepción del ser humano de Epicuro se basa en la idea de la necesidad y la felicidad: por tanto, la cuestión principal sobre la condición humana en Epicuro tiene que ver con la pregunta sobre aquéllo de lo que tenemos necesidad para poder ser felices, pues la felicidad es el propósito último del ser humano y por ello resulta necesario entonces conocer cuál es la clave de la felicidad, por lo que Epicuro afirmará que está en el placer que resulta de la satisfacción de las necesidades y los deseos. 

El placer es el principio por excelencia de la ética de Epicuro, de ahí que a su doctrina se le conozca como hedonismo. El placer se entiende en este sentido como la mera ausencia de dolor. En razón de ello, Epicuro afirmó la tesis filosófica de que el placer es bueno porque nos causa satisfacción y que, por lo tanto, el ser humano debe procurarse el máximo placer posible y evitar el más mínimo dolor, pues una vida placentera será una vida feliz. Pero cuidado, cuando Epicuro habla de placer, y sobre todo de maximizar el placer, no se refiere a cualquier experiencia placentera ¿Cómo saber entonces qué placeres son los que debemos buscar y cuáles no? ¿En razón de qué debemos los seres humanos procurarse una vida placentera para ser felices? 

Según Epicuro, la respuesta a las preguntas anteriores está en la idea de necesidad, es decir, que la condición del ser humano es estar sujeto a la necesidad del deseo y en la medida en que logremos satisfacer nuestro deseos podremos procurarnos los placeres adecuados para lograr la felicidad. Por ello, conocer cuáles son nuestros deseos y distinguir entre los que son naturales y, por tanto, necesarios frente a los que no, es la manera en que podemos maximizar los placeres de acuerdo a los deseos necesarios y evitar así cualquier dolor por abocarnos a cualquier deseo, cuyo placer puede incluso tornarse en dolor y sufrimiento. Por consiguiente, la ética epicúrea establece una guía para distinguir entre los deseos necesarios de los innecesarios, de tal suerte que si el principio hedonista de maximizar el placer es parte constitutiva de la felicidad, entonces resulta necesario saber qué deseos son los que debemos buscar satisfacer para encontrar así la felicidad.  

A partir de estas ideas podemos decir que para Epicuro, el ser humano está destinado al llamado a la felicidad, ya que en ello radica el sentido ontológico y ético de nuestra existencia, por lo que la condición humana radica en la necesidad que nuestros deseos nos determinan a la constante búsqueda del placer y la huída al dolor. 

Foto: niños felices, niños jugando
Imagen de anónimo, Hippopx

Vamos ahora a nuestro espacio de lectura. En el siguiente link Carta a Meneceo encontrarás algunos fragmentos donde Epicuro expone sus ideas filosóficas sobre la necesidad, los deseos y el placer. Lee con atención el texto y al finalizar realiza la actividad correspondiente. 

Actividad H5P

Instrucción para el alumno: ¡Es el momento de revisar lo aprendido!