La condición humana: una aproximación a la filosofía de Hanna Arendt

En esta ocasión estudiaremos el pensamiento de la filósofa judeo-alemana Hannah Arendt, quien tuvo una vida muy interesante y aflijida, ya que vivió en carne propia la Segunda Guerra Mundial y atestiguó el desarrollo del Holocausto judío. Lo anterior valió para que Arendt centrara su reflexión filosófica en torno a la condición humana y la vida política, razón por la que su pensamiento nos resulta en la actualidad sumamente vigente para cuestionarnos el horizonte de nuestras vidas en común, así como nuestra propia condición en cuanto seres humanos. 

Hannah Arendt nació el 14 de octubre de 1906 en Linden-Mitte, Hannover, Alemania y murió el 4 de diciembre de 1975 en Nueva York, Estados Unidos. Arendt tuvo un desarrollo profesional prolífico, ya que no sólo se dedicó a la filosofía, sino que también incursionó en la teoría política, la historia y el periodismo. A los catorce años, Arendt ya había leído la Crítica de la razón pura de Kant y desde entonces su interés por la filosofía marcaría sus estudios universitarios y su pensamiento. 

Para desarrollar nuestra lección revisaremos algunos de los conceptos centrales del pensamiento arendtiano, tales como “condición humana” y su distinción respecto de la idea de “naturaleza humana”, también analizaremos su concepto de vita activa y abordaremos algunas nociones de su teoría de la acción. Una vez más, esperamos que disfrutes de este recorrido filosófico. ¡Comencemos!

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En su libro La condición humana, Hannah Arendt distingue dos conceptos importantes para la filosofía, por una parte, la idea de naturaleza humana y, por la otra, la condición humana. El sentido de esta distinción es que tras la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto judio, Arendt intenta formular una crítica a la idea de naturaleza humana mediante la cual, tanto la ciencia del siglo XX como el régimen nazi justificaron la idea de una supuesta raza superior respecto de las demás, así como también la tendencia de la época por definir al ser humano a partir de esa supuesta naturaleza. 

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Para Arendt, el ser humano es más que su naturaleza entendida sólo en el ámbito biológico, pues existen diversas condiciones que son también constitutivas del ser humano, tales como el lugar de nacimiento, la lengua, la pertenencia cultural, étnica o religiosa a un determinado grupo social y cualquier otra condición específica relacionada con el despliegue de las capacidades y potencialidades del ser humano más allá de su naturaleza. Por ello, Arendt afirma que:

[L]a condición humana abarca más que las condiciones bajo las que se ha dado la vida al hombre. Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convierten de inmediato en una condición de su existencia […] la condición humana no es lo mismo que la naturaleza humana, y la suma total de actividades y capacidades que corresponden a la condición humana no constituye nada semejante a la naturaleza humana (Arendt, 2016: 23-24). 

De esta manera, a partir de la idea de condición humana, Hannah Arendt desarrolla el concepto de vita activa que revisaremos a continuación. 

Vita activa: labor, trabajo y acción. 

El concepto de vita activa comprende tres tipos de actividades que caracterizan a la condición humana, a saber: la labor, el trabajo y la acción. Según Arendt, cada una de estas actividades son fundamentales para la vida del ser humano, ya que a través de ellas es como el hombre ha dado la vida en la tierra.  

En primer lugar, la labor se refiere a la actividad de la condición humana correspondiente al proceso biológico de la vida y el cuerpo humano. Es la actividad que permite al ser humano mantener la vida a través de la satisfacción de las necesidades vitales y primarias como el alimento, la nutrición, el resguardo de la intemperie y los procesos fisiológicos relacionados con el mantenimiento natural de la vida del ser humano en cuanto especie. Por esta razón, Arendt afirma que la “condición humana de la labor es la misma vida” (Arendt, 2016: 21). 

En segundo lugar, el trabajo hace referencia a la condición humana de la mundanidad, es decir, a la creación de un mundo artificial de cosas distintas de las circunstancias y condiciones naturales de la vida y el proceso biológico del ser humano. En este sentido, el trabajo es la actividad de la condición humana mediante la cual el hombre crea un mundo de cosas y objetos, tanto materiales como simbólicos, que dan lugar a esa mundanidad que trasciende la dimensión natural de la vida humana, pero que a su vez permite a los hombres relacionarse entre sí a través de la mediación de los objetos y cosas que son parte de esa mundanidad. 

En tercer lugar está la acción, “única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia” (Arendt, 2016: 22), por lo que la acción corresponde a la condición humana de la pluralidad, esto es, al hecho de que los seres humanos vivan y habiten juntos en el mundo. Por ello, Arendt sostiene que la pluralidad es la condición de la vida política, al hecho de vivir y estar juntos entre seres humanos. Este aspecto es fundamental para el pensamiento arendtiano, ya que a través de la idea de pluralidad la filósofa alemana establece un vínculo conceptual entre acción y política. 

La acción es la actividad que permite a los seres humanos relacionarse entre sí de manera directa, por ello supone la condición humana de la pluralidad, es decir, de la existencia individual de cada ser humano con relación a los demás. Mediante la acción el ser humano logra aparecer en el mundo con los demás hombres, configurando así un mundo común o mundo compartido distinto del mundo creado por la actividad del trabajo y la labor. Por consiguiente, el carácter político de la acción es lo que permite a los seres humanos vincularse entre sí de manera directa, además de que la acción está relacionada estrechamente con la condición de la natalidad, es decir, la capacidad del ser humano de comenzar algo nuevo mediante la acción, algo que una vez iniciado deja una marca o huella en el mundo común, pues la acción es para Arendt irreversible e infinita en el sentido de que cada acto detona una serie indeterminada de consecuencias que atraviesan la historia y que configuran la propia condición humana. 

Vayamos ahora a nuestro espacio de lectura. En el siguiente enlace encontrarás una selección de fragmentos de La condición humana, léelos con atención:

Actividad H5P

Instrucción para el alumno: ¡Es el momento de revisar lo aprendido!