El potencial de los agentes biológicos para causar daño, se conoce a raíz de las epidemias que causaron miles de muertes en la historia de la humanidad.  Hay tres grupos básicos de agentes biológicos que tienen el potencial para ser usados como armas: virus, bacterias y toxinas biológicas.

La Categoría A, son los de mayor peligro, en función de su fácil contagio de persona a persona, alta mortalidad, alto impacto en la salud pública, pueden causar pánico público y perturbación social. Incluyen toxinas que representan un alto riesgo para la salud pública o la seguridad nacional. Algunos ejemplos son las endosporas de Bacillus anthracis, el virus del Ébola y la toxina botulínica.

Bacillus anthracis

Es una bacteria con forma de bacilo, no móvil, que en condiciones de estrés, tiene la capacidad de producir unas esporas de resistencia llamadas endosporas. Dichas esporas son capaces de vivir en estado de latencia durante más de 40 años en el suelo resistiendo condiciones adversas. Provoca la enfermedad llamada carbunco, mejor conocida como ántrax que es una enfermedad febril, aguda, típica de animales rumiantes (cabras, antílopes, venados, vacas, ovejas) pero que también puede infectar al hombre. Las personas pueden infectarse por tres vías principales: cutánea (por heridas en la piel), gastrointestinal (por ingestión) y pulmonar (por inhalación). 

Se ha utilizado el ántrax como arma biológica desde hace más de 80 años. Una pequeña cantidad de endosporas puede infectar de ántrax a una gran cantidad de personas. Al ser aspiradas, o ingeridas, las endosporas ingresan al organismo y una vez dentro, las bacterias se activan, se reproducen y producen toxinas que causan enfermedad grave. La enfermedad normalmente se presenta dentro de los primeros 7 días. Existe una vacuna contra el ántrax que es recomendable solo para las personas que tienen riesgo ocupacional. Da click en la siguiente imagen para conocer más de este agente bioterrorista y regresa para continuar.

Virus del Ébola

Es un virus que pertenece a la familia Filoviridae. Tiene un genoma con las instrucciones para generar 7 proteínas diferentes que se ensamblan junto con el ARN viral para formar al virus. Está rodeado por una membrana de lípidos, que proviene de la célula a la que infecta y está rodeada por glucoproteínas. 

Sección transversal del virus del Ébola a la izquierda. Se muestran sus proteínas en azul, verde y magenta; el genoma de ARN en amarillo y la membrana en rosa pálido. Del lado derecho están las estructuras atómicas de las proteínas. Foto de RCSB PDB 

Hay cuatro tipos de virus del Ébola patógenos al humano (Ébola Costa de Marfil, Sudán, Zaire y Gabón), los cuales se distribuyen en las zonas húmedas de África Central y del Oeste. Se desconoce el hospedero natural del virus del Ébola, pero se sabe que su introducción en las comunidades humanas, causa epidemias cuando no se utilizan las medidas de control de transmisión adecuadas. El contagio entre personas se da por contacto con la piel de personas fallecidas, por contacto directo con sangre, secreciones, órganos, objetos y semen infectados con el virus, el cual entra a través de pequeñas heridas en la piel y la conjuntiva.   

Es uno de los virus más letales, el paciente puede llegar a morir en la segunda semana de la enfermedad. Ocasiona daño directo a los tejidos, incluyendo al nervioso y el desajuste de la respuesta inmune del huésped, lo que impide la eliminación del virus. Hasta hace poco el único tratamiento posible era el de soporte (balance hidroelectrolítico, oxigenación, antibióticos para las sobreinfecciones, transfusiones), actualmente hay dos tratamientos con anticuerpos monoclonales para tratar el Ébola Zaire. La enfermedad se identificó por primera vez en 1976 en la provincia occidental ecuatorial del Sudán y en Zaire y todos los brotes reportados hasta la fecha han ocurrido en África. Su potencial como arma biológica radica en la gravedad de la enfermedad y en la ausencia de un tratamiento específico.

Junto con la fiebre de Lassa y la fiebre Amarilla, el Ébola forma parte de un conjunto de enfermedades virales llamadas fiebres hemorrágicas virales, que son difíciles de diagnosticar y que se caracterizan por presentar características clínicas comunes  tales como fatiga, debilidad, náuseas, vómito, diarrea, presencia de fiebre y hemorragias, baja cantidad de leucocitos (leucopenia) y plaquetas (trombocitopenia) en el torrente sanguíneo, shock y fallo multiorgánico. No existe un tratamiento eficaz para las fiebres hemorrágicas virales y tienen alta mortalidad. 

Da click en la imagen para conocer más detalles de la fiebre amarilla y regresa para continuar. 

Toxina botulínica

Es un compuesto químico  que afecta a los nervios periféricos (neurotóxico), producido por la bacteria Clostridium botulinum. De los ocho tipos diferentes de toxina botulínica que la bacteria produce, sólo cinco tipos (A, B, E y rara vez F y F/A), pueden afectar al humano cuando se diseminan por el torrente sanguíneo. Se considera una de las neurotoxinas más potentes que existen, unos pocos nanogramos pueden causar la enfermedad conocida como botulismo.

Los signos y síntomas característicos del botulismo son sequedad de boca, fatiga, visión borrosa, párpados caídos, dificultad para tragar y hablar. Es característico presentar debilidad muscular que desciende por el cuerpo de la cabeza a los pies (parálisis flácida descendente). La complicación más grave viene cuando se paralizan los músculos respiratorios y la persona pierde la capacidad para respirar. Los síntomas neurológicos de la enfermedad aparecen en promedio, entre las 12-36 horas después de la exposición a la toxina. Si no se da tratamiento de soporte, ocurre el riesgo de muerte por insuficiencia respiratoria. La enfermedad también se trata con antitoxinas trivalentes o heptavalentes. 

El botulismo se puede adquirir de tres formas:

  1. Por ingestión de alimentos contaminados con la toxina
  2. Al inhalar la toxina en aerosol
  3. Por infección de heridas abiertas con las esporas de C. botulinum, las cuales producen la toxina in vivo

Mientras que las dos primeras formas podrían considerarse formas naturales de la infección, también podrían ocurrir como resultado de bioterrorismo. Se considera que la vía empleada con fines bioterroristas más común, es la contaminación intencional de alimentos y agua. Dada su elevada morbimortalidad, puede llegar a ser una urgencia de salud pública. 

Actividad H5P

Instrucción para el alumno: ¡Es el momento de revisar lo aprendido!